El programa Creciendo Desde Adentro fue implementado por primera vez en 2018 por el equipo interdisciplinario de INAMM en colaboración con el Instituto de la Mujer de Mérida, quienes trabajamos durante 4 meses con 70 mujeres de las comunidades de Yaxnic, San Ignacio Tesip, Tzacalá y San Pedro Chimay, todas comisarias del sur del municipio de Mérida.
Durante el proceso se implementaron las metodologías de Danza Interior y Patrimonio Corporal y Territorio, a través de las cuales se compartieron herramientas "psicocorporales" para el empoderamiento femenino, estimulando el desarrollo interno y el fortalecimiento de la identidad cultural de mujeres en situaciones de vulnerabilidad.
Los primeros meses se ahondó en la observación y reflexión en torno a temáticas relacionadas con auto cuidado, sexualidad, salud e historia de las mujeres en la tierra, para pasar posteriormente a la investigación del patrimonio:
¿Qué entendemos por patrimonio? ¿Cuáles son los patrimonios de nuestra comunidad? ¿Cuáles los propios? ¿Nuestro movimiento es patrimonio? (Algunas preguntas que abrieron al diálogo)
A partir de esto, cada grupo creó un mapa de su comunidad que integró tanto el patrimonio tangible como intangible, ubicando las casas de las participantes, las construcciones emblemáticas, la naturaleza y el cuerpo.
Durante las sesiones profundizamos en el patrimonio intangible, con énfasis en el cuerpo, a lo que denominamos Patrimonio Corporal, de esta manera las participantes observaron aquellos movimientos cotidianos que las identifican y las hacen ser únicas, siendo más conscientes de los movimientos que les gustan, así como de aquellos que realizan por necesidad o costumbre.
A partir de esta investigación, las mujeres crearon una coreografía que integraba todos los movimientos que las representaban, creando 4 coreografías sociales que fueron compartidas en un evento creado especialmente para ellas en el Centro Cultural del Sur. Además de la presentación, fue un encuentro donde las mujeres de las comunidades de Yaxnic, Tesip, San Pedro Chimay y Tzacalá se conocieron, compartieron actividades y regalaron sus danzas a sí mismas.